Nicaragua, un país caracterizado por su economía agrícola, enfrenta el desafío de garantizar la seguridad alimentaria y promover el desarrollo rural sostenible en un contexto de cambio climático y presiones económicas globales.
En este escenario, la investigación y transferencia tecnológica agropecuarias se posicionan como herramientas fundamentales para incrementar la productividad, preservar los recursos naturales y mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales.
Instituciones como el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA) lideran esfuerzos en investigación aplicada, orientados a resolver problemas específicos del sector agropecuario.
En reciente entrevista a la Revista "En Vivo" de Canal 4, el codirector del INTA, Miguel Obando, señaló que "la transferencia de tecnología en Nicaragua se hace a través de talleres de capacitación, encuentros con productores, en intercambio de experiencia entre los mismos y también a través de visitas de acompañamiento".
Impactos y desafíos
Los esfuerzos en investigación y transferencia tecnológica han tenido resultados notables con el apoyo del gobierno y sus instituciones.
"Se ha progresado en la innovación de variedades híbridas de frijoles, maíz, pitahayas, soya, arroz," asegura Obando.
"Lo que buscamos es que sean mejor adaptadas a estas condiciones cambiantes de clima y otro aspecto importante es usar tecnologías con bajas emisiones de gases de efecto invernadero para el cuido nuestra madre tierra, pero otro de los retos son los altos costos de producción que tiene, que si esto se hace solo con agroquímicos, los costos son bastante altos. Entonces tenemos ahí la producción de insumos biológicos", destacó el especialista.
Por ejemplo, la introducción de variedades mejoradas de frijol ha aumentado los rendimientos hasta en un 30%, mientras que las prácticas sostenibles han reducido el uso de agroquímicos, disminuyendo costos y protegiendo el medio ambiente.
"Hemos trabajado con la microbiología que son hongos, bacterias que están en el mismo territorio y estos hongos y bacterias se colectan, se analizan, se estudian y se ponen en esencia para combatir a otros hongos, a otras enfermedades, insectos, inclusive para no depender únicamente de los insumos químicos sino que también en los insumos biológicos y enseñamos a los productores cómo elaborar estos insumos biológicos", resaltó.
La transferencia tecnológica juega un papel clave en garantizar que los avances científicos lleguen a los productores. En Nicaragua, este proceso incluye:
Capacitaciones y escuelas de campo: Programas educativos dirigidos a pequeños y medianos agricultores, donde se comparten técnicas innovadoras y se fomenta el intercambio de experiencias entre productores.
Centros de demostración: Parcelas modelo donde se implementan y evalúan nuevas tecnologías en condiciones reales, permitiendo a los agricultores observar sus beneficios.
Asistencia técnica personalizada: Equipos de extensionistas que trabajan directamente con productores para adaptar las innovaciones a sus necesidades específicas.
Además estas investigaciones incluyen:
Mejoramiento genético: Desarrollo de variedades de cultivos resistentes a sequías, plagas y enfermedades. Por ejemplo, nuevas variedades de frijol y maíz adaptadas a condiciones climáticas extremas han demostrado aumentar el rendimiento en zonas secas.
Prácticas sostenibles: Estudios sobre manejo integrado de plagas, uso eficiente del agua y sistemas agroforestales que combinan árboles y cultivos para mejorar la fertilidad del suelo.
Ganadería resiliente: Investigaciones sobre razas de ganado adaptadas a altas temperaturas y programas de alimentación que optimizan la producción lechera y cárnica.
El trabajo del INTA y sus diferentes centros de investigación agropecuarios
incluye el desarrollo de diferentes variedades de semillas de frijoles, ajonjolí, soya, maíz amarillo y blanco y papa entre otras hortalizas, los cuales son presentados y entregados a los y las productoras.
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